martes, 21 de abril de 2015

DICHOSAS TAREAS ESCOLARES

Ya hace casi un año que no alimento este blog, pecado mortal del bloguero, pues se muere de inanición. La falta de tiempo para sentarme a elaborar entradas y la rutina en que uno se ve envuelto en el día a día han provocado que vaya pasando hasta contar un añito sin escribir por aquí.

¿Qué me trae de nuevo?, pues un tema muy manido ya y resabiado: las tareas que los docentes mandan para casa a su alumnado.

Mi amigo Fran está agobiado, a su niño, de 10 años, no paran de bombardearlo con montañas de tareas diarias para el día siguiente: ejercicios matemáticos, redacciones, trabajos manuales, maquetas, religión,... hasta de educación física, por escrito, claro.

Es interesante plantear preguntas que nos lleven a considerar las tareas escolares  como algo positivo. Pero, la verdad, es que no encuentro ninguna que me satisfaga lo más mínimo. Y menos que se bombardee de la manera que lo sufre el hijo de mi amigo, que es un ejemplo de entre muchos que se sentirán identificados.

Las tareas escolares para casa impiden la realización de la vida personal de cada alumno o alumna; actividades fuera del ámbito escolar: deporte, música, idiomas, talleres, juego, ocio,... algunas regladas como los estudios de música y danza o artes plásticas, otras necesarias por las carencias evidentes de una escuela bilíngüe o no, por no tener una escuela que apueste por el deporte, por no tener una escuela que trabaje con el cuerpo,... en definitiva por sufrir las faltas y ausencias de actividades que completen una educación integral y personal que se propugna desde la teoría de la educación.

Las tareas escolares para casa provocan desigualdades sociales y culturales entre el alumnado, ya que, en determinadas casas no alcanzan el nivel cultural suficiente para ayudar a sus hijos en determinadas materias: inglés, matemáticas, lengua,... precisamente instrumentales básicas.

Las tareas escolares para casa provocan conflictos familiares y laborales en los padres y familiares que convivan con el alumno/a: requieren tiempo de dedicación que se quita de actividades laborales, en ocasiones, y en multitud de ocasiones son fuente de discusiones entre familiares por la carga mental y de tiempo que ocasionan. "Este fin de semana no se puede salir porque el niño tiene tarea", "como no hagas la tarea vas a estar castigada sin...(jugar, salir,...)" . Castigada sin jugar... aberrante no?, el desarrollo de la capacidad creadora nace de la interacción con los juguetes... la maduración se consigue a través del juego, primero simbólico y luego reglado... si castigamos sin juguetes ponemos en jaque la actividad escolar como algo positivo y de aprendizaje... además, ¿quién ha dicho que jugando no se aprende?, ¡es como más se aprende!.

¿Por qué tenemos que tomar lo padres las riendas y presionar a nuestros hijos/as para que realicen unas actividades que deben pertenecer  a lo escolar, en el colegio y posicionarnos cambiando nuestro rol al de docente o maestro? ¿Por qué nuestra vida personal se tiene que ver afectada por tareas escolares? ¿Se queda un trabajador con tareas en casa o las realiza en su lugar de trabajo?. 

Algún /a listillo/a dirá que los profesores se llevan trabajo a casa, la respuesta es que parte del horario laboral del docente está destinado precisamente a la preparación del trabajo; de las 35 horas, actuales, que trabaja semanalmente un empleado público (que es el referente del profesorado público, privado o concertado) el profesor imparte como mucho 25 horas (en Ed. Primaria, en Secundaria son menos), y tan solo unas cuantas más son de permanencia en el centro, por lo que sobran horas para dedicar en casa: pagadas. Conclusión a este argumento: están trabajando y forma parte de sus labores.

El planteamiento es saber si realmente sirven para algo, ya que en muchas ocasiones, tras una dura tarde sufrida por todos y todas, al día siguiente, la "seño" o el "profe" en su afán de benevolencia repiten las mismas tareas que se mandaron o, en el peor de los casos castigan por no haber traído la tarea hecha; o peor aún, sirven de evaluación y puntúan, sin saber si lo han entendido, razonado o asimilado ya que están hechas fuera del colegio, hecho este que pone en duda si se puede evaluar algo que se hace en casa y no en la escuela...

Dejo el debate en el aire y que cada uno lo argumente como pueda, mi opinión es NO a las tareas escolares, mi experiencia como maestro (nunca he mandado tareas para casa y el alumnado ha cumplido con creces el nivel y las expectativas del curso)  y como padre ( prefiero una educación basada en las experiencias que el centro escolar no ofrece: salidas culturales y medioambientales, deporte, música,...) me invitan claramente a decantarme por lo expuesto en esta entrada.