martes, 12 de noviembre de 2013

TUTORIZACIÓN LABORAL

Hace poco me encargaron la tutorización de dos alumnas que realizan actualmente su periodo de prácticas en empresas.
Se firma un contrato y se establecen las claúsulas para que el proceso llegue a buen puerto.

El dilema es que cuando vienen personas ajenas a la empresa, y son de prácticas, qué trabajo hacen, ¿Se integran a la plantilla y funcionan como uno más? ¿se les asigna trabajos de "bajo nivel" y "alto rendimiento" para aliviar la presión de la carga de trabajo actual?. ¿Se asignan tareas en función de su currículum de los estudios y se le forma sobre los aspectos laborales que sean interesantes para su aprendizaje?.

Creo que esto último es la esencia de unas buenas prácticas. Me he visto en un dilema, pues me han sometido a la presión de asignar otras tareas a estas dos chicas y ser criticado por "perder el tiempo" en enseñarles el funcionamiento interno de la empresa, aspecto que considero muy importante para el posterior desarrollo de sus futuros profesionales.

Que tengan una visión general del mundo laboral, que vivan y experimenten con una realidad adaptada a sus conocimientos académicos, que investiguen o descubran cómo se realizan determinadas tareas sin ofrecer la solución inmediata (aprendizajes significativos y teoría cognitiva del aprendizaje). Todo esto es pura demagogia cuando el interés es "sacar el trabajo adelante, que tenemos bulla".

Al final, intento que se conjuguen mis impresiones sobre lo que deben ser unas buenas prácticas empresariales con una realidad sobre las necesidades laborales que se deben cubrir con contratos de trabajo, y no con alumnado becario.

Afortunadamente, Desirée y Sara son dos excelentes estudiantes y becarias que ponen todo su ímpetu en el desarrollo del trabajo y, como la que más, como si formaran parte de la empresa, trabajan.



BUSCARSE LA VIDA: DESARRAIGO O ACOMODACIÓN.

Hoy ya saben los niños y niñas lo que significa la CRISIS. Quién es Rajoy, o al menos que existe una persona que tiene que ver con la crisis que se llama así.

De repente me asalta la duda sobre el futuro, incierto, de las personas que dejan de ser estudiantes para convertirse en profesionales, y empezar a recibir retribuciones por sus labores. En principio, la intención es trabajar de lo que se ha estudiado o formado. Después de lo que sea y finalmente, de lo que sea y donde sea.

La preparación inicial para la vida determinará si finalmente, en el caso de que el mercado laboral continue siendo tan paupérrimo, se produce el desarraigo o la acomodación. Si finalmente el exestudiante coge la maleta y se va a hacer "las europas" o, de momento se queda en casa al amparo de papá y mamá. Llegado el punto esta acomodación, por la presión económica se convertirá en desarraigo.

Y, claro, ese arranque inicial dependerá del grado de formación "para la vida" que se tenga, porque solo los valientes tienen la impronta de hacer uso del dicho: "la persona no es de donde nace, si no de donde pace"; las personas somos de donde comemos o trabajamos y no de donde nacemos; aunque como dirían por mi tierra: " un gaditano nace donde le da la gana".

De todo esto, supongo que,  nuestros responsables políticos habrán tomado nota y sabrán  lo que supone que la población activa española realice una emigración a otros países en busca de empleo, dejando a España sin la posibilidad del crecimiento profesional.

Para ello es fundamental no quedar mal, me refiero a que si el futuro profesional, ex-estudiante, solo sabe hacerse entender, a veces mal también, en español.... crudo lo lleva. La formación en idiomas antes era algo añadido al currículum, ahora es algo necesario, fundamental, importante. También es necesario conocer la cultura a la que se pretende uno adaptar, horarios, costumbres, valores,... Y todo esto dónde se aprende, ¿en nuestras escuelas públicas?. Están en ello (como siempre con retraso). ¿Vamos a la deriva?