miércoles, 20 de marzo de 2013

A vueltas con las tareas escolares para casa

Pocos han sido los centros escolares que han debatido dentro del seno del claustro de profesorado sobre las tareas escolares para casa.

La valentía de este debate determina la profesionalidad de sus miembros, es de vital importancia rasgarse las vestiduras y objetivizar la realidad. Pasando por un análisis de varios factores: entorno sociocultural de las familias del alumnado, respeto por el tiempo de ocio de los niños y niñas, priorizar las necesidades instrumentales básicas, trabajar desde las capacidades de cada alumno/a,...

Una anécdota, hace poco un amigo me contaba que la "seño" de religión, les impuso a la clase de su hijo la tarea (utilizo el verbo imponer porque esta tarea era evaluativa, no utilizo el verbo proponer) de buscar el calendario del año litúrgico y su significado. La clase es de tercero de primaria, niños y niñas de 8 años. ¿Qué sentido práctico tiene esta "invitación"?, ¿forma parte de un aprendizaje instrumental básico?. ¿Es lícito que los niños y niñas realicen actividades con contenido nuevo en casa en lugar de impartirlo en clase?.

Realmente si analizamos nuestra realidad, llena de actividades a lo largo del día, no nos paramos a pensar en los niños y niñas y el ritmo que le estamos imprimiendo, actividades extraescolares y tiempo para el ocio son suficientes para completar todas las tardes de la semana: el lunes y miércoles deporte (men sana in corpore sano), el martes  y jueves, idioma (nuestra sociedad laboral no se entenderá sin un segundo idioma con alto nivel); el viernes a disposición de lo que quiera añadir el lector o lectora (seguro que hay más actividades lúdico-deportiva-cultural). Sin contar con las enseñanzas artísticas y musicales que corren paralelamente a la escolarización de nuestros hijos/as. Y encima tarea para casa.

Rousseau, en "El Emilio", hablaba del desarrollo de la personalidad del niño a través de la experiencia vital de éste. El niño y niña debe formarse en todos los campos de la vida y hay que contar con que su tiempo de ocio sea enriquecedor.

Otro argumento a tener en cuenta es el análisis del trabajo desarrollado en clase. Hay alumnado que por su ritmo de trabajo es más lento y necesita de más  tiempo para asimilar el contenido, esto no tiene porqué traducirse en que tenga que realizar las mismas actividades que el resto de la clase, ni más actividades que el resto. ¿Es trabajo de la persona docente el velar por el cumplimiento y ejecución de las tareas propuestas en clase? (sí, verdad?) o es más fácil el decir: "el que no termine lo lleva para casa" (y que los padres arreen con el mochuelo). Esto último es discriminatorio para las familias porque mi hijo tiene la oportunidad de ser atendido y asesorado en los contenidos que tenga que terminar, pero a lo peor, hay familias que culturalmente necesitan los padres ser atendidos por no tener una base cultural para ayudar a sus hijos/as.

También es cierto que, con el símil deportivo, quien no entrena no gana la carrera. Y esta sociedad que es tremendamente competitiva, necesita de individuos/as que estén preparados en el menor tiempo posible. Por ello es necesario, ser valientes, como decía al principio, y dejar a un lado los tradicionalismos, y analizar qué es lo verdaderamente necesario que lo niños y niñas lleven a casa. La formación de los hábitos de estudio para la larga carrera de estudiante se nutre desde los niveles más bajos, pero eso no significa inflar al niño/a con tareas innecesarias o nuevas. Creo más bien que lo fundamental es tener una buena base de lectura eficaz (fluidez, comprensión y velocidad), una buena base en lengua extranjera y una muy buena base en cálculo matemático.

El debate está en el aire y es que hay opiniones que defienden posturas muy distantes con argumentos muy sólidos (para los que se posicionan en ellas, claro).